La
pregunta de “cuantas pizzas preparó durante su vida” fue el disparador. La sonrisa
cómplice se pintó en su cara y la respuesta fue una incógnita. Podemos tener la
certeza que la cifra superará las miles. “Hace más de treinta años que estoy en
esto” cuenta el actor principal con orgullo.
Pizzeria
Mingo, Una perla para muchos de los vecinos
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Domingo Vatrella, más conocido
como “Mingo”, es un inmigrante Italiano que llego a nuestro país allá por la lejana
década del ´50. Seguramente llego a nuestro país con las valijas cargadas de
sueños que más tarde se cristalizaron en sus pizzas. “Siempre
trabajé en pizzería, y en panadería” nos cuenta Mingo con un dejo
de nostalgia.
Cuando nos habla no puede
ocultar el acento de su lengua de origen. Uno entra a su pizzería ubicada a
metros de la rotonda de Llavallol y se respira un aire italiano en pleno Gran
Buenos Aires. La mezcla de olores y
sabores nos reciben siempre con amabilidad. “Las
pizzas de Mingo son las mejores que probé” nos cuenta un cliente durante
nuestra visita al local (personalmente, doy fé de eso).
Nuestro maestro pizzero no se
pone colorado por el elogio y redobla la apuesta. Nos cuenta que jamás tiro un
volante o hizo publicidad. Solo se apoyo en el “boca en boca” y en el sabor de
sus pizzas para hacerse conocido.
Si en Esteban Echeverría
existiese un circuito turístico o gastronómico, La pizzería de Mingo sería un
punto obligado a visitar en Luis Guillón. Para muchos, sus pizzas ya son una tradición.
Han compartido la mesa de los vecinos del barrio por años. Arranco en 1982 y
estuvo hasta 1994 en Loma Verde. Luego, en 1996, abrió su local en Boulevard
Buenos Aires n° 1978 en Luis Guillón y hasta el día de hoy sigue a paso firme. Sus
pizzas vistieron las mesas de las familias de la zona por años. Han compartido
festejos, emprendimientos, cenas con amigos, partidos de fútbol y miles de
reuniones entre “Guillonenses”.
“Algunos
clientes de Loma Verde siguen viniendo acá, la gente no te cambia así porque si.” cuenta Mingo.
Cuando uno entra al local
observa un orden y una limpieza que son una marca registrada. Un cartel rojo fileteado
describe los más de 50 sabores de pizzas que se preparan en el lugar.
Mingo siempre luce un impecable
guardapolvo celeste con el que marca la cancha y demuestra el respeto por su
trabajo. Cuando uno realiza el pedido en caja, siente como la maquina se pone
en marcha. En un cajón largo bajo la mesada de trabajo hay bollos que se
acomodan prolijamente. Los guarda celosamente. Como si fuese un ritual, Mingo saca
uno de esos bollos enharinado. Sus manos comienzan a evocar a los maestros pizzeros
italianos dueños de las recetas ancestrales de la buena pizza. Como no podía
ser de otra manera, todo va tomando forma y sabor.
“Para mí
los clientes son todo, yo doy todo por ellos. Ellos saben que si se cae un pedacito
de mozzarella al piso no va a parar a la
pizza. A los clientes hay que cuidarlos, trato de darles lo mejor”
nos
cuenta mientras nos convida una porción de una faina de gusto particular: “tomá,
invitación de la casa”
- nos dice. La faina empieza a “calentar” los sabores del paladar y nos hace entrar
en clima. La pizza sale por primera vez del horno que se ubica en el fondo, detrás
del mostrador. Un poco de mozzarella, panceta y huevo rallado se van acomodando
sobre una capa de tomate. Mientras Mingo nos muestra una sonrisa dice, “Esto
es todo light”.
Luego, la pizza vuelve a entrar al horno para culminar con la obra maestra.
Si todavía no lo conocen, les
sugiero que pasen por su local, disfruten de su amabilidad, su atención y,
sobre todo, de sus exquisitas pizzas. Adelante Señores! La mesa está servida!
Me gustó la nota..... tengo ganas de comerme una pizza!!!!!
ResponderEliminarPude disfrutar sus pizzas y empanadas en dos oportunidades, soy de zona norte y siempre que paso cerca quiero ir a la pizzería.
ResponderEliminarGracias por los comentarios amigos!
ResponderEliminarSabes donde se mudo
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