miércoles, 21 de diciembre de 2022

El fútbol no entiende de cábalas

Me senté en el mismo sillón, mismo lugar, lo encontré contra México. Fui a buscar la camiseta de Argentina, la de Brasil 2014, y la colgué al lado de donde estaba sentado. Me puse un short de Argentina. Todo esto había funcionado antes.


A los 23 minutos, Fideo encaró el área sobre la izquierda, un defensor francés lo tocó y el árbitro cobró penal; Messi puso el 1 a 0 argentino.

A los 36, otra vez Di María cerró con gol una jugada que se había gestado en los potreros argentinos 20 años antes de Qatar 2022.

Terminó el primer tiempo y me empaché de fútbol.

En el segundo tiempo sentí que Francia se venía. Lo sentí aún más cuando el técnico sacó a Angelito Di María.

Revisé cada una de las cábalas como si fuese un piloto a punto de entrar a una tormenta grande.

A los 80, Otamendi, que había jugado un partidazo, tocó al frances Kolo Muani y el árbitro polaco cobró penal. Le recé a San Dibu pero no hubo caso. Kylian Mbappé puso el 2 a 1. Y un minuto más tarde, otra vez Mbappé hizo el 2 a 2.

La desilusión y la angustia más fuerte que recuerde. Me fui a acostar, pero ni bien lo hice pensé en los jugadores. Entonces volví a mi sillón. Estaba en medio de la tormenta y todo mi instrumental cabulero no respondía.

El 2 a 2 me recordó nuevamente al 86. Pero Cada vez que Mbappé agarraba la pelota lo sentía medio gol. Fuimos al alargue y la corrida de Burruchaga nunca llegó.

En el minuto 108 Messi, de derecha, puso las cosas 3 a 2 y ahí si exploté. De rodillas en el piso lloraba mientras repetía que era como en el 86, que ganábamos 3 a 2, que ya éramos campeones del mundo.

Pero no. Otra vez Kylian Mbappé, el mejor jugador de Francia le pegó al arco y la pelota dio en el codo de Montiel. Penal y gol. 3 a 3.

Las cábalas ya no funcionaban. Solté todo.

Me paré del sillón, caminé por toda la casa en los penales. No los miré. Salí al patio para escuchar los gritos de gol de los vecinos a los que la señal de la tele les llegaba antes y por fin festejé. Me abracé con mi familia, vi a mis hijos llorar de emoción. Fuimos felices.

Por fin el fútbol, le pagó con creces lo que le debía a Messi. Pero nunca pensé que había que sufrir tanto para pagar la cuenta.

La ofrenda del pueblo Chino

A la mañana siguiente de perder por 2 a 1 contra Arabia Saudita, fui al supermercado chino que queda a la vuelta de mi casa. Cuando terminé mi compra, Andrés, porque así eligió llamarse mi chino, me regaló esta bandera argentina.


Lo tomé como un gran gesto, porque no había necesidad. Andrés, que recorrió los 18.900 kilómetros que separan a ambos países, sintió la necesidad de hacer algo para levantar el ánimo de sus vecinos. Porque en definitiva, hoy somos eso, sus vecinos.

Metí la banderita en la bolsa de mi compra y mientras caminaba a casa pensaba en Otamendi, en el Cuti Romero, en que si Messi iba a poder salvarnos de la catástrofe de quedar afuera en fase de grupos. Pensaba en Italia 90 y me autoconvencía de que no era tan grave perder el primer partido. Me acordaba de Camerún, de Diego, de Corea Japón 2002. Pensaba y pensaba en mi caminata de vuelta.

Llegué a casa, dejé la bolsa y colgué la bandera en la puerta que da a la calle. No es una bandera gigante, es más bien humilde, de un tamaño modesto. Pero luce orgullosa donde está, lo note ni bien la colgué.

Después pasaron el 2 a 0 a México, el 2 a 0 a Polonia y la tranquilidad de clasificar a octavos. Pasó Australia y el sufrimiento final del 2 a 1 en los últimos minutos. Pasó el empate 2 a 2 sobre la hora contra Países Bajos y las lágrimas de mi familia en los penales, pasó el 3 a 0 a Croacia y la bandera seguía ahí colgada.

Ya no es una banderita, ya es bandera. Porque se lo ganó. No tiene la grandilocuencia de las grandes que están en las plazas, ni se parece a las escolares, ni siquiera es tribunera. Pero hoy la tomo como una ofrenda del pueblo Chino a nuestro país, sin los protocolos de las embajadas.

Durante 21 días, cada vez que pasé cerca de mi bandera, la miré con cariño. Nunca pensé en sacarla, de ninguna manera. Va a quedar ahí hasta la final, porque siento que nos ayudó a levantarnos y a caminar.

Esa bandera argentina vio pasar 4 de los 5 goles de Messi en Qatar. Vio las asistencias de Leo y disfrutó de la guapeada de Julián Álvarez contra Croacia.

Esa bandera va a flamear en la puerta de mi casa, el domingo, cuando por fin el fútbol pague la deuda que tiene con Leo Messi.

lunes, 5 de diciembre de 2022

Leo Messi, la respuesta correcta a todas las preguntas

Leo Messi llegó a los 1.000 partidos oficiales con el cruce contra Australia por octavos de final de Qatar 2022. 

El capitán y Javier Zanetti son los únicos argentinos que se encuentran en ese grupo selecto a nivel mundial. 

El primero de la lista es un viejo conocido de Diego Maradona, el arquero inglés Peter Shilton. También están Rogério Ceni, Dani Alves, Xavi Hernández, Gianluigi Buffon o Cristiano Ronaldo.

Messi es el máximo goleador de la Selección Argentina, es el jugador argentino que más partidos mundialistas jugó, el primero de nuestros futbolistas que participó en cinco mundiales y marcó goles en cuatro Copas del Mundo. Rompió todos los récords posibles con el Barcelona, es el jugador con más balones de oro de la historia… y la lista sigue.

778 partidos jugados con el Barcelona FC, 53 con el PSG y 169 encuentros disputados con la Selección Argentina.

En toda su carrera Messi ganó 41 títulos, 78 premios individuales y metió 789 goles. Una verdadera bestia del fútbol. Creo que, con el tiempo, seremos conscientes de los impresionantes números de nuestro gran Capitán.

Disfrutemoslo que todavía quedan muchos partidos por delante y más goles por venir. 1000 partidos y muchas historias para contar.

En unos años, Messi será la respuesta correcta para cualquier pregunta sobre récords en el fútbol.

domingo, 27 de noviembre de 2022

Diego Maradona, en busca de la gloria eterna

Fue el mayor ídolo que dio el fútbol argentino, lugar que hoy comparte con Lionel Messi. Jugó 91 partidos con la Selección Argentina, convirtió 34 goles y su máximo logro fue la ganar la Copa del Mundo en México 86: Este logro lo catapultó a la cima. Luego, intentó siempre recuperar la gloria.


México 86 puso a Maradona en la cima del mundo. La Selección Argentina al mando de Carlos
Bilardo era muy cuestionada por el periodismo y por algunos hinchas, pero el equipo se hizo fuerte puertas adentro y logró alcanzar el máximo trofeo del fútbol con Pelusa como estandarte. Los dos goles a los ingleses en la victoria 2 a 1 por los cuartos de final fueron el preludio para la obra máxima y el 3 a 2 en la final ante Alemania convirtieron a Maradona en mito.


En 1987 Argentina venía de ser campeón del mundo y jugó la Copa América de local,  pero quedó eliminada tras perder con Colombia. La última Copa América que jugó Maradona fue la de 1989 y quedó en tercer lugar.


Argentina llegó a la final en Italia 90 y perdió 1 a 0 frente a Alemania con un penal a los 42 minutos del segundo tiempo. Al terminar el partido, el crack argentino, molesto con el árbitro, renunció al seleccionado nacional: “Estoy muy enfadado. Codesal no tenía ningún derecho de cobrar ese penal. Esta fue mi última copa, creo que no jugaré más con la camiseta argentina”.


Interludio futbolístico

El primer caso de doping de Maradona fue en el partido Napoli vs Bari el 17 de marzo de 1991. Diego dio positivo de cocaína y fue suspendido por 15 meses.


En la Copa América 1991, el equipo argentino fue campeón, pero el doping le quitó la posibilidad  al Diez de reencontrarse con la gloria.


Maradona cumplió la sanción impuesta por la FIFA y volvió al fútbol. Su regreso fue el 28 de septiembre de 1992 en el Sevilla,  bajo las órdenes de Bilardo. La Selección Argentina jugó amistosos entre septiembre y noviembre de 1992 contra Australia, Uruguay y Polonia. En octubre de 1992 jugó la Copa Rey Fahd y salió campeón, pero el crack argentino no fue convocado.


El 18 de febrero de 1993 el astro del fútbol vuelve a la selección en un amistoso contra Brasil que terminó 1 a 1. Diego recuperó la camiseta número 10 y la cinta de capitán. La revista El Gráfico tituló: "El regreso más esperado". Luego, con Maradona en cancha, la Argentina fue campeón de la Copa Artemio Franchi tras empatar 1 a 1 con Dinamarca y ganar por penales. Este fue el último título de Diego con la Selección Argentina.


Más tarde, Argentina fue campeón de la Copa América en Ecuador, disputada entre junio y julio de 1993. Si bien Maradona estaba activo, no jugó ese torneo. Otra vez la gloria pasa cerca del Diez.


Después de malas actuaciones en la eliminatoria mundialista, Argentina sufrió un golpe letal: perdió con Colombia por 5 a 0 en el Monumental y tuvo que ir a jugar un repechaje para intentar clasificar a Estados Unidos 94. Luego de aquella goleada histórica, la revista “El Gráfico” publicó una tapa negra con la palabra “vergüenza” en letras amarillas.


El retorno del Rey

El 10 de Octubre de 1993 Maradona vuelve al fútbol argentino y lo hace en Newell 's con un físico impecable. Empezó a trabajar muy fuerte de la mano del campeón iberoamericano juvenil de fisicoculturismo Daniel Cerrini. 


La Selección Argentina jugó el repechaje contra Australia para ir al mundial de Estados Unidos. Los partidos se jugaron -ida y vuelta- el 31 de octubre y el 17 de noviembre de 1993. Maradona vuelve al seleccionado nacional y le da la clasificación a Estados Unidos 94.


En el debut mundialista Argentina le gana a Grecia por 4 a 0 y Maradona hace un golazo con una jugada colectiva que incluye toques, velocidad y precisión. El grito de gol a la cámara quedará inmortalizado para siempre. La Selección Argentina es firme candidata al título.


En el segundo partido del grupo D, la Selección le ganó a Nigeria por 2 a 1 con dos goles de Caniggia, otra vez Maradona mostró un gran nivel, pero el final estaba cerca.


Me cortaron las piernas

Al finalizar el partido con Nigeria, Maradona fue llevado por una enfermera de la organización a realizarse un control antidoping que dio positivo. El 27 de junio de 1994 fue su último partido, en un mundial, y el cierre de su etapa con la selección.


¿Fue la cocaína la culpable? No, el control antidoping arrojó positivo de efedrina por unas pastillas que Diego tomaba para el cuidado de su físico recomendadas por Cerrini. La sanción fue apartarlo del plantel, del hotel y dejarlo 15 meses fuera del fútbol profesional. Nació la frase "Me cortaron las piernas". 


Después, la Selección Argentina perdió 2 a 0 con Bulgaria, 3 a 2 con Rumania en octavos de final y quedó eliminada del mundial.


Fernando Signorini, que trabajó con Maradona entre 1983 y 1994 y vivió junto a Diego los mundiales de México 86, Italia 90 y Estados Unidos 94, sentenció: “La FIFA aprovechó el doping positivo de Maradona para sacarlo del mundial. Después a Grondona le dieron la vicepresidencia de FIFA y la presidencia de la comisión de finanzas. Son tan impunes y tan groseros que lo hicieron ahí mismo” . 


Años más tarde, en un programa de televisión, Ruggeri afirmó que a Maradona “le hicieron una cama” para sacarlo del mundial. El defensor argentino reconoció que Argentina tenía un  equipazo y que sería campeón del mundo, de no haber sucedido la sanción por doping de Maradona. El “Cabezón” sostuvo que al máximo crack argentino “lo entregaron”.



Volver a la Gloria en Sudáfrica 2010

Maradona intentó por todos los medios recuperar la gloria que alcanzó en el Estadio Azteca, primero como jugador y después como entrenador argentino en Sudáfrica 2010. Exponiéndose a una crítica feroz de la prensa si las cosas como DT argentino no salían bien. El periodista Daniel Arcucci escribió una nota en 2008 para La Nación: “Desde México 86 hasta Alemania 2006 se ha pasado por hombres y estilos contrapuestos, pero nunca se ha vuelto a aquel punto de gloria original”. El periodista cercano al ídolo agregó: “Quizá reencontrarse con aquella mística ganadora sea lo que se está buscando ahora, al rodear a Maradona con el propio Bilardo y con media Generación del 86” 


Para Maradona recuperar la gloria fue una tarea compleja. Quizá esa gloria nunca la perdió y, en rigor de verdad, siempre permaneció viva en la memoria de los hinchas.


lunes, 18 de julio de 2022

EMILIANO BERNAL, UN LUTHIER DE BUENA MADERA

Emiliano Bernal vive en Burzaco, una ciudad de la zona sur del gran Buenos Aires. Hace más de quince años es luthier, se dedica a construir y a reparar instrumentos de cuerdas pulsada, bajos y guitarras que pueden ser eléctricos o acústicos y también tres cubano, cuatro venezolano o ronrocos.  


Emiliano es una persona que transmite serenidad al hablar y elige sus palabras antes de decirlas. Quizá el oficio que eligió lo hizo ser así, metódico y ordenado con las medidas y los cortes que realiza para que un instrumento se materialice. Sereno con las palabras para transmitir sus ideas. Esa tranquilidad que refleja, es fundamental para su trabajo con la madera.

Arrancó en la luthería casi por casualidad en el año 2006 cuando visitó un festival folclórico veraniego en Capitán Sarmiento, provincia de Buenos Aires. Ahí sucedió la magia. 

Era uno de esos eventos musicales típicos de los pueblos del interior, que duran mucho tiempo, en donde artistas locales tocan en vivo por muchas horas. Emiliano había ido a acompañar al cantante y compositor argentino de música popular Raly Barrionuevo, su amigo. 

Mientras esperaba que el músico principal brindara su espectáculo de cierre del festival, Emiliano comenzó a recorrer los puestos de productores locales de chacinados, artículos de cuero o plantas. En uno de esos puestos, había un luthier de la zona norte de Buenos Aires llamado Julio Malarino, estaba invitado a exponer. 

“Me acerqué a visitar el stand porque me llamó la atención. Estaba presentado muy sencillo: un mantel blanco, dos o tres instrumentos muy bien terminados, unas tarjetitas y una persona bien predispuesta”, Bernal se emociona al contarlo y recordar sus inicios en el arte de la luthería. 

Se sintió identificado con ese puesto, sencillo pero revelador, e intercambió algunas palabras con Malarino, el expositor. Averigüó para tomar clases con esa persona, pero como vivía en zona norte y le quedaba lejos, decidió buscar otro lugar más cerca de su casa en donde estudiar. 

Encontró una escuela de luthería en la Ciudad de Buenos Aires, en la manzana de las luces ubicada en Diagonal Sur, llamada Jatún Maki, que en quechua significa manos generosas. Ahí conoció a su maestro, Wayra Muyöj, una persona muy reconocida en el ambiente de la luthería. Si bien el curso duró tres meses, Bernal cuenta que recibió ciertos lineamientos y frases que hasta hoy conserva como guías y son la base de su trabajo. 

La luthería es como cualquier rubro en donde se pone en juego el arte. Hay un recorrido formal, pero también hay una búsqueda, curiosidad y exploración. Es como un pintor o un escultor, puede tener un maestro, pero después hay mucho de autodidacta. Emiliano es un melómano, le gusta la música, y descubrir cosas nuevas. 

Bernal se formó de manera personal con algunos libros que consiguió, muchas veces libros en inglés, en los que tenía que interpretar la foto impresa, el texto y entender lo que quiere decir. Con la irrupción de internet, el acceso a la información cambió. Hay foros, tutoriales o videos en los que, quienes quieren empezar en la luthería, o en cualquier otro oficio, tienen muchos elementos técnicos para aprender e investigar. 

Si bien Emiliano Bernal construyó instrumentos para músicos reconocidos, o con cierta trascendencia, también trabajó con artistas que se están iniciando, que se presentan en lugares más chicos o no hacen giras: “Para mi es importante porque todo me afianza en mi trabajo, porque sé que el instrumento que construí está sirviendo como una herramienta de trabajo. En este último tiempo, existe la idea de convertir a los instrumentos en piezas de arte que se vuelven intocables. Algunos son incómodos, no son versátiles y hacen que sea difícil tocar dos horas en un escenario con ellos. Lo importante es que el instrumento sea versátil para tocar o grabar. Tengo la suerte de que Rali Barrionuevo, Lisandro Aristimuño, Yusa o Marco Rentería grabaron con instrumentos que yo construí ”. 

La mirada que Bernal tiene sobre la luthería es la de construir un instrumento suene bien y sea funcional, que se use. Cuenta que la satisfacción va más allá del ego de que músicos reconocidos lo contacten por su trabajo. El hecho de que sean músicos reconocidos los que lo contactan lo toma como un gesto de gratitud de la vida, en donde se refleja el fin superior: la música. 

El luthier afirma que él le da vida a algo utilizando un arte y que a su vez, es un medio para llegar a la obra de arte final. El instrumento es el medio para construir una obra de arte final que puede ser una canción o una obra instrumental. 


Al ser consultado si le quedaban sueños por cumplir dentro de su trabajo, Bernal explicó que no comparte ciertos conceptos sobre los logros y los fracasos: “hay quienes tienen terror al fracaso, es una visión un poco perversa del mismo sistema capitalista. Yo me planteo objetivos de manera interna, íntima, personal. Pero no me planteo cuestiones como por ejemplo ser el luthier de Robert Smith, quien fue miembro y líder de la banda The Cure y de quien soy fanático. Hoy en día la palabra imposible es impronunciable, porque la sociedad nos indica que no hay imposibles. Si no llegás a lograr lo que querés, es porque no te lo propusiste. Porque vos sos el propio fracaso y no es así. Si, tengo sueños, pero dentro de estos parámetros. 

Además de Luthier, Emiliano Bernal es profesor de historia y sociología en escuelas secundarias de adultos. Reparte su tiempo entre la enseñanza y la luthería. El hecho de enseñar, de alguna manera, también es un proceso creativo en donde se moldea el conocimiento.

Bernal afirma que la luthería es su oficio y su medio de vida. Todo el tiempo que otra persona lo utiliza para hacer una actividad como ir al cine, ir al gimnasio o mirar series, él lo ocupa en la luthería, porque es su pasión. 


Miguel “el Chango” García vuelve a los escenarios

El compositor y cantante Miguel García presentará su música solista por primera vez en Gibson Bar, Macias 589, Adrogué, Buenos Aires. La ci...