miércoles, 21 de diciembre de 2022

La ofrenda del pueblo Chino

A la mañana siguiente de perder por 2 a 1 contra Arabia Saudita, fui al supermercado chino que queda a la vuelta de mi casa. Cuando terminé mi compra, Andrés, porque así eligió llamarse mi chino, me regaló esta bandera argentina.


Lo tomé como un gran gesto, porque no había necesidad. Andrés, que recorrió los 18.900 kilómetros que separan a ambos países, sintió la necesidad de hacer algo para levantar el ánimo de sus vecinos. Porque en definitiva, hoy somos eso, sus vecinos.

Metí la banderita en la bolsa de mi compra y mientras caminaba a casa pensaba en Otamendi, en el Cuti Romero, en que si Messi iba a poder salvarnos de la catástrofe de quedar afuera en fase de grupos. Pensaba en Italia 90 y me autoconvencía de que no era tan grave perder el primer partido. Me acordaba de Camerún, de Diego, de Corea Japón 2002. Pensaba y pensaba en mi caminata de vuelta.

Llegué a casa, dejé la bolsa y colgué la bandera en la puerta que da a la calle. No es una bandera gigante, es más bien humilde, de un tamaño modesto. Pero luce orgullosa donde está, lo note ni bien la colgué.

Después pasaron el 2 a 0 a México, el 2 a 0 a Polonia y la tranquilidad de clasificar a octavos. Pasó Australia y el sufrimiento final del 2 a 1 en los últimos minutos. Pasó el empate 2 a 2 sobre la hora contra Países Bajos y las lágrimas de mi familia en los penales, pasó el 3 a 0 a Croacia y la bandera seguía ahí colgada.

Ya no es una banderita, ya es bandera. Porque se lo ganó. No tiene la grandilocuencia de las grandes que están en las plazas, ni se parece a las escolares, ni siquiera es tribunera. Pero hoy la tomo como una ofrenda del pueblo Chino a nuestro país, sin los protocolos de las embajadas.

Durante 21 días, cada vez que pasé cerca de mi bandera, la miré con cariño. Nunca pensé en sacarla, de ninguna manera. Va a quedar ahí hasta la final, porque siento que nos ayudó a levantarnos y a caminar.

Esa bandera argentina vio pasar 4 de los 5 goles de Messi en Qatar. Vio las asistencias de Leo y disfrutó de la guapeada de Julián Álvarez contra Croacia.

Esa bandera va a flamear en la puerta de mi casa, el domingo, cuando por fin el fútbol pague la deuda que tiene con Leo Messi.

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